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El intelecto humano tiene, desde el primer momento en que aparece sobre el planeta, una capacidad reflexiva tal, una capacidad de aprendizaje tal, que anula o desplaza desde ese momento la programación filogenética, es decir, el instinto, la determinación en concreto de los fines y de los medios básicos para alcanzarlos.
El hombre no sabe qué es lo que tiene que comer ni cómo, ni sabe con qué mujer tiene que establecer la relación de reproducción y cómo. Tiene que inventarlo, y por eso lo inventa: se da a sí mismo las normas que regulan tales actividades: sus propias leyes, y eso es lo que se llama cultura. Y por eso hay tanta diferencia entre unos grupos humanos y otros respecto de esas funciones tan elementales como son la nutrición y la reproducción. Pero el hombre también inventa las formas de usar la naturaleza en orden a la satisfacción de sus necesidades, las formas de organización y cooperación de los individuos, y un sistema de información-comunicación, de recoger y transmitir “mensajes”, de una capacidad infinita: el lenguaje.
Naturalmente, esa capacidad de aprendizaje y de inventiva (de creación, depoíesis) está en correlación con el desarrollo del cerebro, con el período prolongado de la gestación y de la infancia, que a su vez está en correlación con la estabilidad familiar y con la estabilidad social, etc., todo lo cual está en correlación con una intimidad o con un “mundo interior” de una profundidad sin precedentes.
Después de realizar la lectura responder: Definir el concepto de inventar en la concepción del ser humano que empieza a establecer normas para poder interactuar con su mundo y sus semejantes.