Las características estructurales de los seres vivos y la comparación entre estas le han servido a la taxonomía para establecer una adecuada clasificación. Por ejemplo, si se sabe que son seres vivos heterótrofos, de tamaño variado, filamentosos y ramificados, provistos de tallo, con paredes celulares constituidas por quitina, reproducción especialmente asexual por esporas, a partir de estos datos podríamos afirmar que se trata de
un protista.
B un animal.
C un mónera.
D un hongo.