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SE ACERCAN
Esa noche la guardia prometĂa ser tranquila, sĂłlo habĂa un cadáver en el depĂłsito al que se le habĂa hecho la autopsia esa misma tarde. Ya estaba guardado en la cámara frigorĂfica, a la espera de entregarlo a la familia y enterrarlo al dĂa siguiente. Mientras se adormilaba recordaba las bromas que se hacĂan a costa del viejo forense y su costumbre de poner cascabeles en los pies de los cadáveres por si se despertaban, habĂa visto tantos casos… En el silencio y la oscuridad del depĂłsito soñó con muertos que hacĂan sonar los cascabeles al sentir el bisturĂ. Soñó con sus gritos de angustia. Ese sueño horrible lo perturbaba y algo seguĂa flotando en su mente. SabĂa que algo no iba bien. SabĂa que aunque los sueños juegan malas pasadas no era normal que se sintiera asĂ. SeguĂa escuchando cascabeles pero los gritos de angustia pasaron a ser suyos al ser consciente de que ya estaba despierto, que los cascabeles seguĂan sonando. Y se acercaban.»
ExplicaciĂłn:
espero te sirva :)
Respuesta:
La casa estaba vacĂa, lo habĂa estado desde hacĂa algunos años, sin embargo, sentĂa que no estaba sola. JuntĂł coraje para abrir el ropero. DebĂa comenzar a sacar toda esa ropa. SabĂa que los recuerdos podĂan abrumarla, pero tenĂa que hacerlo. SacĂł un tapado de piel, un saco de vestir y un papel doblado en cuatro cayĂł a sus pies. Lo juntĂł y leyĂł en uno de sus lados: “A quien me encuentre”. Lo desdoblĂł: “No estoy sola, hay alguien o algo conmigo. Lo siento. SĂ© que no me va a dejar salir. Tengo miedo. Me quiere, quiere atraparme aquĂ para siempre, lo sĂ©. Voy a morir. Voy a morir. Tengo miedo. A quien me encuentre, por favor, dĂganle a mi familia que los amo”. LeyĂł el nombre al pie de la carta y quedĂł paralizada. Quiso correr hacia la puerta, pero ya era tarde. La mano inerte soltĂł la carta. Su nombre estaba en ella.