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Susana compró camisetas a juego para ella y su hija pequeña, Sonia. Algunos días más tarde, Sonia entró en la cocina llevando una camiseta que le quedaba como un guante, perfecta. Susana supo de inmediato que era la camiseta que se había comprado para ella y que había encogido mucho. ¿Cómo sabía que era su camiseta y no la que había comprado para su hija?