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El niño dentro del muñeco
Marcela Aguayo, era una cuidadora de niños, en su natal Guadalajara Jalisco, ella por mucho tiempo estuvo trabajando en una guarderÃa del gobierno, pero a raÃz de la enfermedad de su madre, tuvo que dejar su trabajo para dedicar el tiempo completo a los cuidados de su progenitora, esto habÃa afectado considerablemente los ingresos del hogar, viviendo solamente de la pensión que tenÃan de su padre que habÃa fallecido muchos años atrás, después de una batalla difÃcil por un cáncer agresivo, la madre de Marcela falleció en sus brazos.
Después de todo los preparativos del funeral, y aunque recibió ayuda de toda la familia para solventar los gastos del sepelio, se vio de un dÃa para otro, sin la pensión del padre, que al morir su madre, se terminarÃa y sin trabajo, lo que hizo que la tragedia fuera aún más difÃcil para la pobre Marcela, buscando por meses, encontrar un trabajo, en el que ella se pudiera desempeñar, se encontró con un anuncio en el periódico, en el cual solicitaban a una cuidadora de niños, en una de las más prestigiosas zonas de la perla tapatÃa.Llego al domicilio determinado, y vio a varias aspirantes que salÃan despavoridas, algunas enojadas por el tiempo perdido, otras con semblantes de terror, al fin le tocó el turno de ser entrevistada, con lo que un par de ancianos, la atendieron amablemente, explicando que tenÃan que salir con urgencia un dÃa después de la entrevista, y buscaban quien se hiciera cargo de su hijo, hasta ahà todo parecÃa normal, Marcela les entrego algunos papeles en donde hacÃan constancia del conocimiento en el cuidado de bebes y de niños más grandes.
Los ancianos ni siquiera miraron los papeles, solo le pidieron que conocieran a su hijo, ella pensó, que serÃa un niño recién adoptado, por la edad de los ancianos, pero al ver lo que la pareja de edad avanzada les presentaba, ella solo soltó la carcajada – No pueden hablar en serio – Replico Marcela en tono de burla, era nada más y nada menos que un muñeco en forma de niño, de algunos 10 años, que lo tenÃan en un sillón, al ver que los ancianos estaban afectados quizás mentalmente, pero ella con una necesidad muy grande de dinero, les siguió la corriente, al cabo solo serÃan unos dÃas los que estuvieran fuera de la casa, que podrÃa pasar, aparte la paga por esos 3 dÃas era excelente, y ayudarÃa en mucho a liquidar los gastos funerarios que aun tenia.
Acepto, pero ellos advirtieron a Marcela, que a «Gustavito» no le gustaba que le apagaran la luz a la hora de dormir, siempre le tenÃan que contar un cuento para que conciliara el sueño y se tenÃa que esperar a que terminara su comida, ya que, si algunas de estas cosas no se llevaban a cabo, el niño se enojaba y tenÃa mal carácter.