Respuesta :
Respuesta:
Al borde del jardĂn,
el rastro cotidiano de
de un motor desastascado
o el despertar vivo
de una muñeca de tela
que disfrazamos por ultima vez.
Era fugaz la vida cuando estabas,
rápido raptos hipocondriacos
que aĂşn conservo
bajo la llave,violeta,
de tus manos calientes,
hoy manchadas de domingo.
Ahora corro el riesgo de volver y que todo ya no sea todo
y en ese espacio
intermedio
quepa una vida y
mi cuerpo se deslice por tu recuerdo.
Quizás ,si nada
hubiera cambiado mi absurda
melodia,distraerĂa inquieta
este abandono prometido.
Y asĂ (ya ves) no puedo existir por que los poros de mi cuerpo se convierten en
heridas