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Este texto nos fue enviado especialmente por su autor para que figurase en las páginas de Memoria. Revista de crítica militante, gesto que enaltece a nuestro colectivo y al trabajo editorial que emprendemos, sin embargo, no es solo ese hecho lo que justifica su inclusión, sino la innegable actualidad que conservan las proposiciones ahí vertidas.
El escrito de Harvey J. Kaye es el discurso íntegro que ofreció en ocasión de la recepción del Premio Isaac y Tamara Deutscher, y fue leído en la London School of Economics, el 8 de noviembre de 1994. Ahí muestra, con rigor, la pertinencia del enfoque historiográfico al que liga su trabajo, por ello transitan en sus páginas referencias no solo a los historiadores marxistas británicos sino a ciertas figuras de la tradición revolucionaria de las clases desposeídas como es el caso, por supuesto, de Marx, Rosa Luxemburgo, Lenin, Gramsci (y lo hace, recordemos, en un momento en que aparece en toda su vigencia el alegato sobre el “fin de la historia”, y las posturas posmodernistas, a las que sugiere tomar muy en serio, en un contexto en que todavía están frescos los sucesos de la caída del “socialismo real”), pero también está presente su sutil advertencia sobre la posible refuncionalización de una lectura del pasado a los fines de apuntalar la política del poder, cuando, en un procedimiento, propio de los grupos conservadores y las nuevas derechas (punto que hoy se revela hasta más vigente que entonces) se pretende quitar el filo cuestionador de los hechos y memorias de la gesta histórica, y se opta por neutralizar su sentido, para hacer de aquellos acontecimientos (bajo un encubridor revisionismo) un repertorio integrable en la tarea cívica del adoctrinamiento, del olvido; o ejemplo de polarizaciones indebidas que fracturan la sociedad e impiden su “sano” desarrollo. Ante ese potencial uso reaccionario del pasado, nuestro autor esgrime los planteos de la llamada historiografía desde abajo, lugar de enunciación que lo mismo incluye los trabajos de quien reconoce como su mentor, Victor Kiernan, como los del propio homenajeado, Isaac Deutscher.
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